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Nuestras tradiciones
Las rosas
Una hermosura a la vista y una fragancia que embriaga. Lo hermoso y bonito que produce la tierra cuando se la cuida y respeta. A la Virgen María la invocamos como “Rosa mística” y se le ofrecen en el mes de mayo, el “mes de las flores”, las más bellas y escogidas, porque Ella es la más bella criatura de la creación. A San Isidro también se le ofrecen rosas porque cuidó la tierra de la que se sustentó él y su familia, y su fiesta se celebra en la mitad del mes de mayo. Las rosas se bendicen y se reparten a los fieles cuando se venera su reliquia que se custodia en nuestra parroquia, que está bajo su advocación.
Panecillos de san Isidro.
Se bendicen junto con las rosas y se reparten entre los fieles al final de la celebración eucarística. Nos recuerdan que, como en todas las familias, tenían que proveerse del pan de cada día. Lo ganaba San Isidro con un trabajo duro y honrado. También ese pan, ganado con el sudor de su frente, siempre se repartía a los necesitados que llamaban a su puerta.
La medalla de la Virgen Milagrosa.
Antes de la fiesta de nuestro santo patrón, en el mes de María, en el mes de las flores, se bendicen y se imponen las medallas de la Virgen Milagrosa a los fieles que lo desean. Este acto se celebra delante de la imagen de la Virgen Milagrosa que se venera en el patio de la parroquia. La medalla milagrosa es tal como dijo que se hiciese la Virgen María y del metal más sencillo y humilde que hubiese. La razón es fácil entenderla, pues lo importante es llevar esta medalla que nos recuerde que la Madre de Jesús está también para protegernos y salvarnos de todos los peligros. Si fuese de un metal valioso, o bien no la llevaríamos por miedo a perderla o tendríamos un disgusto si la perdiésemos. Al ser una medalla tan humilde, si la perdemos fácilmente podemos pedir otra. Lo importante es que nos recuerde que no estamos solos y que nuestra Madre del cielo nos acompaña y protege.
¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti!.