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Opciones de Vida

En la sociedad posmoderna del estrés, ¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? ¿Qué es el hombre?.

Amar es servir y servir es reinar.

El amor es una perla preciosa que, si no se posee, de nada sirven el resto de las cosas, y si se posee, sobra todo lo demás.

Algunos caminos de realización personal:

¿Cura de parroquia?

Vive entre la gente y acoge a todo el que se acerca. Le presta su cuerpo y su corazón a Cristo. Donde hay un sacerdote, se hace presente el Señor resucitado en los sacramentos. Celebra la Santa Misa, confiesa, enseña catequesis a niños y jóvenes, visita a los enfermos, atiende a los necesitados que sufren en el cuerpo o en el alma.

Información: Los sacerdotes de tu parroquia o bien: Seminario Conciliar de Barcelona: seminaribarcelona.cat.

Abandonados en la Divina Providencia.

Para vivir se necesita poco, pero para vivir bien necesitas saber para qué vives. Hombres y mujeres que se abandonan en Dios para que los guie y cuide, viviendo en familia con los más pobres y necesitados de la sociedad. La felicidad que estos Hermanos y Hermanas buscaban en el mundo, la encontraron sirviendo a Jesús en sus hermanos más pequeños; por eso se llaman Hermanas Servidoras de Jesús o Hermanos Servidores de Jesús.

Información: Cottolengo del P. Alegre: cottolengopalegre.org

Mujeres aventureras.

Mujeres voluntarias de Barcelona fueron a Filipinas en 1883 respondiendo a la llamada de los religiosos agustinos que pedían ayuda por la gran epidemia de cólera que se había desencadenado después de un terrible terremoto y allí se quedaron algunas de estas mujeres. Después se reunieron a su alrededor jóvenes que querían vivir como ellas. Hoy unas seguidoras de aquellas mujeres valientes han regresado como misioneras a la tierra de sus fundadoras. Seguir a Cristo es la gran aventura y te lleva a donde ni podías soñar.

Información: Hermanas Agustinas de Nuestra Señora de la Consolación: Parroquia de San Isidro Labrador; Facebook: Agustinian Vocations; email: jhesosa522@gmail.com.

Testimonio Del Hermano Gabriel, Hermano Servidor de Jesús, del Cottolengo del P. Alegre.

“Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir” (Jer 20,7)

El 2 de agosto hice mi primera renovación de votos temporales como Hermano Servidor de Jesús, en el Cottolengo del Padre Alegre. Con motivo de ello, el Padre Prieto me animó a compartir contigo, lector del full parroquial, mi testimonio de este primer año de consagrado al Señor.

Doy gracias a Dios por haberme dado la gracia inmensa de llamarme a seguirlo en esta vocación, en ella he encontrado la “perla preciosa”, de la que dice San Agustín “que si no se posee, de nada sirven el resto de cosas, y si se posee, sobra todo lo demás”. Esta es mi certeza, que el auténtico tesoro, por el cual vale la pena dejarlo todo es la amistad con Jesús, nuestro Señor y Salvador.

Decía San José Cottolengo, que el principal quehacer en nuestra casa es la oración. Con el paso del tiempo he descubierto que es vital cuidar los espacios de silencio y de oración para cultivar el encuentro personal e íntimo con la presencia silenciosa, pero viva, de Dios en nosotros. Y he llegado a la convicción que lo que fundamenta mi vocación y da sentido pleno a mi existencia es esta relación personal e íntima. Dejándome mirar por Él voy aprendiendo a leer los acontecimientos de mi vida con los ojos de la fe y a descubrir que Dios no está en la tormenta, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en el susurro de una suave brisa (1 Re 19, 12), es decir, en lo sencillo, en lo pequeño y escondido del día a día. Todo es gracia y en Dios nada se pierde. Es un regalo que Señor me ofrezca cada día el privilegio de amarle y dejarme amar por Él en sus hijos preferidos.

De ahí nace mi verdadera alegría, de saberme amado por un Dios con entrañas de misericordia, que me ama de una manera especial y distinta. Es la Misericordia del Señor la que me hace comprender este extraño y seductor amor de predilección que me acoge y que ha provocado en mí esta respuesta de querer entregarme a Él totalmente. Es su Misericordia la que hace posible a mi frágil existencia el poder abrazar y perseverar en este camino en que el Señor es mi único bien.

La práctica de los consejos evangélicos (pobreza, castidad y obediencia) y el voto cottolengino (que consiste en servir siempre al pobre más necesitado sin percibir gratificación alguna y no pedir aún en necesidad) por Amor, es algo que resulta posible sólo gracias a Dios. Estos son alimentados y sostenidos por Él. Dios me toma y va transformando mi vida, mi corazón y mi alma; para hacerlos semejantes a los de su Hijo. Pero únicamente por un don especial de su Misericordia puedo incluso empezar sólo a balbucir algo acerca de esta realidad. Los votos religiosos no son una renuncia a un bien creado, sino rechazo del mal que se ha superpuesto por la libertad del hombre a aquel bien; por tanto, son proclamación de la bondad y la belleza de la obra de Dios y denuncia de la ambigüedad de la obra del hombre.

Con la certeza de que lo que me ha dicho el Señor se cumplirá, puedo decir que estar reservado para el Amor es algo tan sublime que hace imposible cualquier c o n s i d e r a c i ó n que no sea el agradecimiento, la adoración y la gozosa aceptación del Don en una continua acción de gracias.

Teresa de Jesús nace el 28 de marzo de 1515 en la ciudad de Ávila. De familia numerosa, fue un buen comienzo para una vida en que el amor, la amistad, iba a ser el eje de sus relaciones con Dios y con los demás. Era un hogar en que se favorecía la lectura y se fomentaba la piedad. Todo ello despertó en la niña Teresa las cosas del espíritu.

Su hogar también padeció el dolor y la soledad profunda. Incomprensiones por sus orígenes y marcha de los hermanos a la guerra y al Nuevo Mundo.

En ese ambiente comienza su adolescencia. De inteligencia muy despierta, afectividad equilibrada pero creciente. Ganas de saber y de leer. También en esta época muere su madre dejando un vacío inmenso en la familia.

Velaban por ella su padre y su hermana mayor, pero al casarse ésta, su padre, ya que Teresa tiene 16 años, la lleva de interna al convento-colegio de la Madres Agustinas de Gracia, en el mismo Ávila.

Sale del internado al cabo de año y medio por enfermedad y en su convalecencia comienza a pensar seriamente en su vocación, decantándose por las monjas carmelitas de la Encarnación, donde había ingresado una amiga suya.

Tuvo que esperar dos años pues su padre se oponía a que dejase su hogar, pero el día 2 de noviembre de 1535, con dieciocho años, huye de su casa y entra en el monasterio de la Encarnación de Ávila.

El monasterio de la Encarnación será el centro de su vida durante 37 años. Albergaba a casi 200 personas entre religiosas y familiares. Con contento y una gran determinación hizo su profesión religiosa el 3 de noviembre de 1.537.

Teresa en 1554, ante la imagen de un Cristo muy llagado, comenzó a experimentar un cambio profundo en su vida. La lectura de las Confesiones de San Agustín le ayuda a comprender el misterio de Dios actuando en ella.

A sus 39-40 años comienza una vida nueva, en la que Dios se hace presente con fuerza. Hasta entonces llevaba una vida de buena monja, aunque tenía el corazón dividido entre Dios y las criaturas.

En momentos de especial soledad y ansiedad, como al ser abandonada por consejeros inexpertos que no entienden las gracias místicas que recibe, Cristo se le manifiesta con palabras y obras de fuerza: “No haya miedo, hija, que yo soy y no desampararé”.

San José de Ávila: primera fundación.

En 1560, se abre la etapa final de su misión carismática y apostólica, en la vida de Teresa. Tiene 45 años. Ya el Señor le había dicho que guardase la Regla con la mayor perfección que pudiese. Pero busca un nuevo estilo de vida y en un contexto nuevo. En ese proceso fundacional, recibe la ayuda de personas que la iluminan con sus reflexiones y consejos espirituales como San Pedro de Alcántara. Simultánea a ese estímulo exterior, tiene lugar la intervención íntima del Señor, que le ordena inicie la fundación.

Nace así en Ávila, el 24 de agosto de 1562, la pequeña comunidad de San José. La hermanas forman como el “colegio de Cristo”, un grupo alrededor del Señor, y Cristo es quien las congrega: “Él nos trajo aquí”. Él las convoca para un mismo fin: una vida por la Iglesia.

Se decanta Teresa por una comunidad pequeña, que facilite un clima de fraternidad; un estilo de vida caracterizado por la sencillez e igualdad en el trato; una fuerte comunicación interpersonal de amistad; cultivando las cualidades humanas y tratando de ser afables, agradables y conversables.

El ritmo de vida que ella crea incluye momentos y espacios de soledad externa e interna dentro del monasterio, que les hace sentirse “ermitañas” en sus celdas, y a la vez, en equilibrio admirable, tiempos dedicados al trabajo y a la recreación.

Madre de una familia religiosa de mujeres y varones.

El 27 de abril de 1567, el general de la Orden Carmelita, Padre Juan Bautista Rubeo, autorizaba a la Madre Teresa de Jesús a fundar monasterios de monjas y el 10 de agosto de 1567, otorgaba licencia para la fundación de casa de frailes. A sus 52 años, la Madre Teresa se pone en marcha por los caminos de España. Bajo su impulso fueron naciendo Carmelos femeninos, hasta llegar a diecisiete, siendo la fundación del último en Burgos, en 1582.

La primera comunidad de varones se abre en la pequeña aldea de Duruelo (Ávila) el 28 de noviembre de 1568. Los dos primeros fueron fray Antonio de Heredia, de 57 años y fray Juan de Santo Matía, de 25 años y recién ordenado, que luego se llamaría Juan de la Cruz. El futuro San Juan de la Cruz fue iniciado personalmente en el nuevo estilo de vida por la misma Madre Teresa.

Finalizada la fundación de Burgos y después del gozo de ver a sus hijos, los frailes, partir como misioneros al Congo, la Madre Teresa llega a su fin en el monasterio de Alba de Tormes (Salamanca). Muere el 4 de octubre de 1582, que debido a la reforma gregoriana del calendario, será 15 de octubre.

Sus últimas palabras fueron algo central en su vida: “Gracias, Señor, soy hija de la Iglesia”; y con el deseo del encuentro con el Señor: “Hora es ya, Esposo mío, de que nos veamos”. Una vida, llena de experiencia humana y divina, que convierte su palabra en testimonio y mensaje.

Fue canonizada por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, junto a San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Isidro Labrador y San Felipe Neri. Y proclamada la primera mujer Doctora de la Iglesia Universal el 27 de septiembre de 1970 por el Papa San Pablo VI.

Su fiesta litúrgica se celebra el día 15 de octubre.

Algunas Opciones De Vida En El Carmelo Teresiano

  • PP. Carmelitas Descalzos. Av. Diagonal 424. 08037 Barcelona.
  • MM. Carmelitas Descalzas. Monasterio de la Sagrada Familia. Montalegre 9-11. 08391 Tiana (Barcelona).
  • MM. Carmelitas Descalzas. Monasterio de la Inmaculada. c/ Inmaculada 37-45. 08017 Barcelona.
  • MM. Carmelitas Descalzas. Monasterio de la Santísima Trinidad. Real 224. 11100 San Fernando (Cádiz).