Año Santo Compostelano
Seguimos en el Año Santo Compostelano y, por tanto, la visión de los peregrinos caminando hacia la tumba del Apóstol, llena de colorido y vida nuestra alma, recordándonos que todos somos peregrinos hacia la Casa del Padre. Los caminantes nos recuerdan que tenemos que ir ligeros de equipaje por la vida, evitando pesos y ataduras innecesarias que dificulten nuestro caminar.
Tiempo es este de mirar de qué cosas podríamos prescindir; qué cosas nos agobian y porqué. El peregrino que tiene la ruta por delante, sabe que ha de administrar sus energías y que el caminar en silencio ayuda a concentrarse. También nos podemos preguntar si nos cuesta estar en silencio y porqué.
Como los peregrinos, debemos tener muy clara nuestra meta. Los bautizados estamos llamados a ser ciudadanos del cielo. Nuestro destino no es la nada, sino la vida eterna. Y como los peregrinos que, en el Monte del Gozo ven ya cercana la tumba del Apóstol, así nosotros, haciendo el bien a nuestro alrededor, comenzamos a vislumbrar y experimentar que podemos, con nuestra manera de vivir, hacer un trozo de infierno o de cielo a nuestro alrededor. Tenemos que saber escoger la manera de vivir.
Francisco Prieto Rodríguez, pbro.
Párroco.
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